Que viva atrasada es un tema, vivo corriendo en las mañanas viviendo cada minuto como si fuera un segundo. Es que en las mañanas pasa demasiado rápido el tiempo, y generalmente en la vida.
Pero hace varias semanas, que me está costando demasiado levantarme. Justo cuando suena la alarma estoy de lo mejor durmiendo, y sumándole el frío de las mañanas, que con suerte asomo la nariz de las tapas. Es terrible!! Me levanto sólo 15 minutos antes de la hora en que debería salir de mi casa, y ahí empieza el drama, me ducho ultra rápido que ni siquiera alcanzo a regalonear mi leonada cabellera (es que necesita mucho cuidado).
Otro punto crítico es, que a pesar de que me encanta la moda, nunca sé que ponerme en las mañanas cuando me visto. No sé si nos pasa a todas las mujeres que tenemos mucha ropa pero nos aburre, entonces necesitamos algo nuevo.
Bueno y volviendo al tema principal, los minutos pasan mientras pienso que ponerme. Salgo media hora antes de mi horario de entrada a la oficina, y ahí empieza la maratón. Corro de mi casa al metro, me subo como puedo (empujando y todo), combinación de líneas con diez mil escaleras para pasar de una a otra; dos estaciones y me bajo. Subo, corro, salgo del metro y vuelvo a correr para alcanzar todas la luces verdes que hay en mi camino... Mis pies no dan más hasta que porfin llego a mi meta: El maldito reloj marcador de mi querida pega! 08:05 am.
Es terrible, llego agotada a la puerta de mi oficina y todo por que la maldita alarma te ofrece "posponer 10 minutos". Tengo que recuperarme, tomo aire, respiro, me tomo mi jugo de durazno y empieza my daily routine.
